Jul 1, 2006

“Instant kharma is gonna get you”. ¡Mentira Lennon! Estabas muy equivocado, por algo te mataron. El Kharma no te atrapa, llega a tu vida y te jode. No es tan difícil de entender y, quizá, es todo lo que deberías saber de él.

Comienzas a darte cuenta de que las mejores cosas de tu vida son culpa de un accidente o un “golpe de suerte”. Falso. Seguramente, y sin que lo hayas notado, hiciste algo bueno para tenerlo. La actitud es todo y tus actos también.

Últimamente todo lo que tocas se hace mierda. Amigos, pareja, escuela, trabajo o familia, en todos lados te esta cargando la chingada. Es en este punto donde deberías hacer una revisión minuciosa, por demás exhaustiva, de tus actos. Probablemente no puedas arreglar las cosas, pero sí podrás saber dónde y cuándo la cagaste. Ejemplo práctico: Sí te embruteces con alcohol tendrás una terrible cruda, en el mejor de los casos.

Para fines prácticos de la cultura occidental, todo se resume al ya famoso: “Recibes lo que das”, das amor, recibes amor. Pero ¡aguas! sí das mierda, en consecuencia, serás el dueño de unas flamantes heces fecales marca diablo en tu vida. Triste, pero cierto.

¿A qué diablos viene todo esto? Yo también me cuestioné eso muchas veces. Desafortunadamente, y como gran rasgo de mi personalidad, obsesivo como soy, cargué con el dichoso karma de estar pendiente del mismo. Hubo días en que no quería matar, siquiera, un bichito insignificante por el pinche kharma.

Procuraba, caminando por este mundo de desdicha, hacer el bien a diestra y siniestra. No quería ser el objeto de las agresiones de un muy vengativo y ojete kharma. Un largo rato mantuve en mi cabecita insulsa la firme idea de que hice algo realmente horrible, “seguramente comía niños en mi vida pasada”. De alguna forma no concebía ser el saco de arena cruelmente vejado por la ya sabida filosofía budista.

“Mi vida fue escrita por William Shakespeare”, o al menos lo veía así por las embestidas de, que fastidio, el Kharma. También, debo aceptar, no me ha tratado tan mal como para decir que la historia de mi vida es digna de una tragedia griega. Nunca tendría hijos on mi madre, ni me sacaría los ojos, por ejemplo.

Entonces se me ocurrió una forma de regresar el kharma al Kharma. ¡Que Pendejo! Mientras jugaba a ser el mismísimo Kharma asumiéndome como aquél que, concientemente, regresaba las ojetadas, me fue peor. No puedo, ni siquiera, pretender ser la Justicia Divina, como le llaman los cristianos.

Sí, el kharma nunca pasará de moda. Es tan vigente como nosotros que hacemos pendejadas y así será durante mucho tiempo. Recuerda: “Instant kharma is gonna fuck you up”. Pórtate bien.

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