Cuando el placer se convierte en arte…
En un platón extender los filetes de salmón. Picar finamente cebolla, alcaparras, un diente de ajo y un par de aceitunas. Esparcir sobre el salmón uniformemente. En un tazón pequeño exprimir dos limones y agregar tres cucharadas de aceite de olivo, menta, sal y pimienta al gusto. Agitar. Baña los filetes con el aderezo y deja reposar antes de servir. Acompaña con vino blanco alemán.
Cocinar es, seguramente, uno de los verbos más encantadores que existen. No sólo implica satisfacer una necesidad alimenticia, es agasajar los cinco sentidos y combinar adecuadamente los ingredientes. Es crear una obra única e irrepetible y, refiriéndonos a Walter Benjamin, otorgarle el “Aura” haciendo cada platillo distinto.
Deja hervir dos litros de agua con sal, dos dientes de ajo y unas hojas de laurel. Aparte, en un sartén con aceite de oliva, freír cebolla finamente picada. Cuando el agua comience a hervir, agregar la pasta (spaguetti) y dejar cocer por ocho minutos, aproximadamente. Cuando la pasta esté al dente (esto es suave por fuera y firme por dentro), retirar del fuego, escurrir y remojar con agua fría para detener la cocción.
Regresando al sartén; agregar 200 gramos de carne molida de cerdo y dejar que se sofría un poco. Quitar piel y semillas a cuatro jitomates y agregar. Salpimentar al gusto, espolvorear un poco de eneldo y un chorro de vino tinto (al gusto, aunque lo recomendable es una copa para el cocinero…). Dejar que se deshaga la pulpa de jitomate y se integre, perfectamente, con los demás ingredientes. Servir con albahaca y queso parmesano.
Dar es otro verbo existente en el laboratorio culinario. Es poner tu corazón y alma en picar una cebolla, en batir una salsa y hornear un pastel, para entregar algo de ti. Cuando cocinas, lo que haces es compartir con la única gratificación de ver gozar a las personas que queremos.
Pimienta, nuez moscada, canela y albahaca son aromas que nos remiten a pasajes de nuestra vida. La música correcta, la bebida adecuada, los olores y sabores indicados en el momento preciso pueden ser el preludio para esa noche romántica. Un suave y sutil postre tiene el poder de enamorar a la persona de tus sueños.
Desinfectar y limpiar medio kilogramo de fresas. Marinar con media taza de azúcar y tres cucharadas de vinagre balsámico (de preferencia un día antes de su consumo, así la fresa soltará todo su jugo). Antes de servir, batir tres claras de huevo mientras están a baño maría y retirar cuando alcancen el punto de turrón. Mezclar de forma envolvente (procurando conservar el aire en el batido) y a comer.
Tal es el encanto y magia detrás de la alquimia moderna; crear un lazo invisible entre quien cocina y quien disfruta; cocinar es un arte, pues a final de cuentas tiene como objetivo alimentar el alma. A comer y a gozar, que el mundo se va a acabar. Que así sea…
1 comment:
Que impresión. Si las chicas no se embelezan contigo por esto, entonces están muy perdidas o yo soy muy fan de la cocina, jaja.
Un beso.
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