Los rudos, los rudos, los rudos…
Quizá sólo esta vez, y si funciona lo repetiré, escribiré de otros géneros musicales, ajenos al Rock. Esto se debe no a que haya decidido ser rebelde (entiéndase fresa), ni mucho menos a que me he “ablandado” por el amor, aunque doy gracias de que ella llegó a mi vida. Todo esto lo hago para no encasillarme y mostrar mi otro lado, uno nada rockero, digamos el lado brillante de la Luna.
Me enfocaré en estos personajes porque son, de alguna forma, poco conocidos entre personas de nuestra edad y si embargo, son músicos en toda la extensión y posibles interpretaciones, que se puedan tener, de la palabra. Así pues, les presento a la AAA (triple A).
· Detrás del jardín y bajo la Luna…
Nacido el 4 de octubre de 1953, teutón de nacimiento e hijo de uno de los mejores organistas europeos, Andreas Vollenweider creció en un rico ambiente artístico. Desde niño buscó “su instrumento” musical, habiendo aprendido a interpretar varios de ellos, se decidió finalmente por el arpa, la cual adaptó según sus necesidades e inventó una técnica para tocarla.
Su primer disco Eine art suite (1979) y producciones posteriores como Pace Verde, así como el disco ganador del Grammy, Down to the moon (1987) lo han hecho uno de los mejores músicos alemanes. Además es una de las figuras que impulsó la comercialización del “New Age”, género que domina a la perfección.
Andreas tiene la capacidad de crear una ambientación musical sorprendente. Suaves y emotivas son las notas que surgen del rasgueo de cada una de las notas de su arpa, y son capaces de transportarnos a tierras fantásticas donde habitan elfos tolkienianos y hadas.
Melodías discretas que nos ponen a danzar con el león o muy probablemente a descubrir al dragón que tiene su morada en la caverna mágica. Algunas recomendaciones discográficas, a título personal son:
- White winds
- Dancing with the lion
- Book of roses
- Kryptos
- Down to the moon
· De mujeres en trajes de baño…
Ideal para una sobremesa, una cena romántica, un coctel sofisticado o cualquier momento en que la tranquilidad y la alegría se reúnan, la “Bossa Nova” no debe faltar. Nacido el 25 de enero de 1927 en Rio de Janeiro, Antonio Carlos Jobim comenzó con clases de piano a los 14 años. A los 20 abandonó la carrera de arquitectura por su pasión: la música.
En 1952 se casó con Thereza Hermanny, y al parecer esto le trajo suerte, ya que en 1954 editó su primer disco con Bill Farr como vocalista del grupo “Tom y su banda”. Jobim, también conocido como el Gershwin brasileño, alcanzó notoriedad al ser uno de los pilares de la “Bossa Nova”, fusionando ritmos brasileños como la “Samba”, de origen africano, con el sentimiento triste y melancólico del jazz americano.
Creador del clásico Garota de Ipanema a lado de otros grandes del género como Joao y Astrud Gilberto y Stan Getz, con quienes colaboró en varias ocasiones posteriores. Mención aparte merece su participación a lado de Elis Regina, quien a mi parecer posee una de las voces más dulces y tranquilas, con algunos discos y canciones significativas como: Aguas de março, Você, Corcovado, entre otras.
Tom, como le llamaban sus amigos, murió el 8 de diciembre de 1994 en Nueva York, EUA, a lo que le siguieron varios tributos. Sin embargo la Bossa Nova seguirá y a Jobim se le recordará por la influencia que tuvo en el jazz mundial. Será recordado por Corcovado, Samba de uma nota so y no sólo por el aeropuerto internacional que Lleva su nombre.
Para enamorarse de él: “Antonio Carlos Jobim: Composer”
· De lo apasionado y lo romántico…
Seguimos en el continente americano, pero ahora en Argentina. País famoso por las Malvinas, sus mujeres y hombres, cortes de carne, así como los vinos mendocinos, también es la cuna de Astor Piazzolla el enfant tèrrible del bandoneón.
Hecho famoso por Carlos Gardel, el Tango es la conjugación máxima de la pasión y el romanticismo. Como en los casos anteriores Piazzolla redefinió el género, con lo cual consiguió ser el enemigo número uno de los puristas de la milonga. Muestra de esto es el “Quinteto Nuevo Tango” el cual se conformaba por: bandoneón, violín, contrabajo, piano y, sorprendentemente, por una guitarra eléctrica.
Nacido en Mar de Plata, Argentina el 11 de marzo de 1921, él mismo llamó a su música como: “Música contemporánea de Buenos Aires”. A mediados de los años 50, Astor se va a París, esperanzado con incursionar en los terrenos de la, mal llamada, música clásica. Ahí fue alumno de Nadia Boulanger (Compositora y directora de orquesta francesa por esos tiempos).
Piazzolla, el transgresor de cánones musicales, murió el 4 de julio de 1992 en Buenos Aires. Sin embargo, tenemos la certeza de que su música siempre existirá donde haya un hombre y una mujer dispuestos a amarse, apasionada y románticamente. Más que discos, sus tangos recomendados son: Balada para un loco, Milonga del ángel, Adiós nonino entre muchas más.
Esta es la AAA, por mi sugerida. Para cualquier duda, queja, sugerencia y propuestas musicales, e indecorosas, escriban a maximus.judas@gmail.com
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